Diciembre esperado. Amor, alegría y paz. Navidad, Natividad. ¡Diciembre ha llegado! —¿Pero desde cuándo empezó a doler?— Cuando dejaron de sonar villancicos en casete. Cuando la abuela y el abuelo no estaban en la mesa a medianoche para tomar un chocolate o un té. Cuando cada vez eran menos las llamadas y visitas ese día. Cuando a la hora de la cena quedaban espacios en las sillas. Ya no habían planes de visitar a esa favorita prima o tía. No lo notábamos tanto porque estábamos pequeños, con papá, mamá y hermanos emocionados abriendo regalos. Pero vas creciendo y notas a esos familiares ausentes. Recuerdas lo mágico que era antes, lo único y más importante que los adultos pedían: "Salud y vida". Diciembre... Entre nostalgia, sonrisas disimuladas y despedidas, ahí empezó a doler. Sí, cuando empezamos a crecer... Desde entonces solo pedimos que esos regalos se conviertan en personas, en manos. —Diciembre alegra, pero también duele— Y cada año toda Navidad no es igual, jamás lo será. Entre risas, recuerdos, lágrimas y dolor, ahora sabemos que en Diciembre es donde más debemos disfrutar de la unión. Tenemos que abrazar con el alma a toda nuestra familia. Porque esa es la dura realidad, hay momentos y fechas que no se repetirán nunca más. Diciembre ha llegado, vamos a abrazarlo.
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